Un álbum que envejeció muy bien
"Olias Of Sunhillow" de Jon Anderson
Atlantic Records 1976
Estamos en 1976. La pre natividad del punk -uno de los últimos movimientos socio culturales rupturistas de la música popular global- ha hecho que este disco editado en aquel año por Jon Anderson, histórico cantante de Yes, pasara prácticamente al olvido por aquellos días, salvo para las y los fanáticos del rock progresivo. Una verdadera pena, porque es un disco que tiene un montón -¡pero un montón!- de cosas para decir.
Fue uno de los primeros discos del mainstream empresarial de la música grabado en un estudio movil, que fue trasladado a la casa del cantante en Seer Green, plena campiña inglesa en el condado de Buckinghamshire. Y ésta movida nómade no fue la única novedad que el disco propuso.
Anderson habló seriamente con su compañía -Atlantic Records- y les exigió confianza absoluta en el proyecto: debían darle el dinero para hacer el disco y esperar que él les cayera con el resultado final sin preguntar ni cuestionar absolutamente nada de nada en el proceso. La empresa aceptó.
Así fue como el bueno de Jon se gastó gran parte del dinero en dos cosas: el estudio que llegó hasta su casa (el hoy mítico Mobile Mobile Studio) y la contratación de quien él consideraba el mejor ingeniero del planeta: Mike Dunne. El resto... ¡lo pondría él mismo!
Para esta placa Anderson compuso todo. Y no solo eso, también tocó todos los instrumentos (las voces, los instrumentos de percusión, los de cuerda y los de viento) y produjo el disco él mismo.
Este bien puede ser uno de los primeros álbumes que llevó a cabo un sistema de producción de "una-persona-haciéndolo-todo” que hoy es tan habitual, pero hace 48 años, era una verdadera patriada.
El resultado final es fascinante: Anderson se ponía a la vaguardia de estéticas que mezclaban la música electrónica, el rock progresivo, la psicodelia y esa mezcla de folklores africanos, medio orientales y celtas que el mercado luego bautizó como “world music” y que en él tuvieron a uno de los primeros exponentes junto a Vangelis y un poco más tarde Peter Gabriel. En este sentido Anderson da aquí el puntapie inicial editando un disco de distribución planetaria con esta consigna y hasta introduciendo tambores Navajo en la grabación!
El disco es conceptual y es una suerte de adaptación libre y heterodoxa del mito de Noe, ya que cuenta la historia de Olias, un hombre destinado a construir una nave intergaláctica para salvar a los cuatro pueblos de su planeta de la catástrofe que habría de ocasionar un volcán gigante al entrar en erupción. Para ilustrar con mayor complejidad la fábula, Anderson escribe un relato en prosa que acompaña a las canciones y funciona como una suerte de nouvelle desde dentro del arte de tapa del disco, que además cuenta con dibujos alusivos de Roger Dean (el célebre tapista de Yes) quien ha hecho quizás el mejor trabajo de su carrera aquí.
Ayer (1976) este fue el barroco disco de uno de los dinosaurios del prog rock que debía correrse a un lado para que pasaran los jóvenes que le traían a las sociedades urbanas del mundo la furia y la renovadora mugre callejera del punk. Pero hoy es una gema que te invita desde donde quieras escucharlo (vinilo, cedé, cassette, plataformas digitales) a comprender el viaje inspirado de un músico sensible, con un mensaje humanitario fuerte y propositivo y con un nivel musical que prioriza la belleza. Eso en una sociedad global tirante y reaccionaria como la que habitamos... ¡es un montón!
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