Pasaron las grullas

Por Marilelia Martínez

Apenas algunas imágenes pegadas con alfileres descabezados, apenas como si fueran (son) fotos en blanco y negro. La radio del sábado por la noche, la radio Spika a transistores, sobre la mesa de la cocina. La cocina un lugar pequeño…. El espacio para sentarse y acercar la oreja a la onda misteriosa en la voz del presentador.

¿Cómo fue este momento único? ¿Cómo eran esos momentos? … de escuchar la historia de esa noche, tal vez invierno, en LAS DOS CARATULAS por Radio Nacional. Escuchábamos con mamá (muchas, pocas o algunas) obras de teatro que ponían al aire. Con actores desconocidos que luego serían figuras del cine y la televisión. Sí, era la época en que la televisión no se había expandido todavía.

Una noche entregaron un drama que se llamaba: PASARON LAS GRULLAS.

Era una historia de guerra, en Rusia, donde una pareja de jóvenes se ven separados antes de casarse. Él se alista como voluntario en el ejército y la fatalidad no los deja despedirse. Parece que es muy de novela pero pasa en la vida real: él no volverá. Aclaro que puedo contar más o menos el argumento porque pasados los años pude ver la película. Juro que de otro modo solo seguiría recordando solamente el final tristísimo.

La película se estrenó en 1958, basada en la obra de teatro. Se tradujo también como PASARON LAS CIGÜEÑAS, pero no son las mismas aves aunque se parezcan.

Lo que importa es que me quedó muy marcada esta historia de amor sin final feliz, donde las grullas cumplen un papel preponderante al unir el principio y el final de la cinta. Tengo la imagen de una noche, mamá y yo escuchando, entrando en el drama como si entráramos en la musculatura de lo que sucedía. Nos recuerdo a las dos emocionadas, tal vez con unas lágrimas, no puedo asegurarlo.

En la memoria dos puntos se unen: la escena en la cocina de mi casa y el encuentro más allá con las grullas. Me queda el misterio de ese recuerdo, el único con título, una noche de sábado, en un barrio, una casa, una cocina chiquita.