El ring de Hugo Asch
Hugo Asch es periodista reconocido como tal en todos los medios y público que lo siguieron y permanecen. Su conocimiento del ámbito deportivo pone en su pluma una forma personalísima de relatar su mirada y experiencia que atrae y atrapa. Asch es, además, un soñador, y lo declara en sus crónicas cuando ante nuestros ojos dibuja un ring y un par de guantes de boxeo.
* Aquí, del muro del Face de @Hugo.Asch, #layapawebcomparte
DOS QUE HACÍAN COMO POCOS LO QUE YO NUNCA PUDE HACER
No soy de soñar. Y si lo hago, me olvido todo en cuanto abro los ojos. Lo mío es soñar despierto. Quise ser Perfumo, Zappa, Borges. Pero eso era pura admiración. Mi único sueño nunca lo pude cumplir.
Yo quería boxear.
Boxear, nomás. Ser capaz de subir al ring, confrontar con un otro y con uno mismo, que eso y no otra cosa, es el boxeo. No pude. Ni siquiera llegué a completar los tres minutos enfrentado a la terrible ecuación error = dolor. No cualquiera.
Por eso admiro a los boxeadores. No a los campeones. A todos. Son mis héroes.
Tuve un amigo campeón que acaba de morir y por el que lloro hace mucho más que un día: Sergio Palma. Buscando fotos suyas entre las mías, encontré una con Galíndez. El verdadero, no el de Maradona.
Un día los junté y armamos de apuro una tapa surrealista de Gente: los dos en una moto por Figueroa Alcorta, Palma a babucha de Galíndez y tocando la guitarra. Un delirio.
Después, hicimos la charla. La disfruté muchísimo. Es que esos dos hacían como pocos en el mundo algo que yo me moría por hacer --mal, aunque sea-- y nunca pude. Se los dije. Se rieron. Yo estaba feliz.
Galíndez no tuvo suerte. En su siguiente pelea perdió el título mundial y poco después la vida en un accidente absurdo, el día que debutaba como acompañante en una carrera de TC. Tenía 32 años.
Sergio fue un campeón brillante y solo lo pudo vencer cierta melancolía, que también habita en la cima del éxito. Después, una enfermedad que no le dio tregua y enfrentó con la dignidad de los que saben pelear.
Ganaron, perdieron, ya no están. Pero los dos lo hicieron. Lo hicieron partiendo de la nada, y el mundo lo supo.
Yo amo a esos tipos.
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Sergio Palma (1956-2021) - Víctor Galíndez (1948-1980)
La Yapa - Publicado en facebook de @hugo.asch
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