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Menos rabieta y más Goyo



Acá hay un problema con esta película. Bueno, con esta película y con cualquier trabajo cultural o cualquier idea expresada públicamente. Quiero decir: nada escapa al hacha del comentario odiante lanzado por redes que se termina viralizando y formando “bandos”. Goyo tampoco, claro está. Desde hace un par de semanas las redes sociales en Argentina se dividen entre quienes aman a Goyo y quienes la detestan.


Volvamos rápidamente al primer postulado: este film de Carnevale no va a escapar a esta dinámica “grietera” (que incómodo usar siempre el mismo concepto, pero bueno: está allí presente en casi todo) pero lo interesante por ahí sería ver con detenimiento cuales son los argumentos de cada bando para poder tomar dimensión de cada una de las posiciones.


Empecemos por los que la odian. Veamos un par de argumentos:


Dicen que es una obra irritantemente comercial. Bueno, la dirigió uno de los jefes de contenidos de Pol-ka, una persona que durante años trabajó en el mundo de la publicidad. Si te molesta que sus películas tengan un sesgo convencional y una desarrollo narrativo estándar, el problema es tuyo, no de Carnevale. Por otro lado quienes crucifican el film por este motivo bien pueden ser fanáticos de Tarantino o Hitchcock, por ejemplo. Dos genios del cine y sendas bestias ultra comerciales. No, no estoy diciendo que Carnevale es Hitchcock. Te digo a vos que no seas pavote o pavota.


Dicen que es una obra cursi. No es argumento válido, muchas grandes películas del cine mundial lo son: Una historia sencilla de David Lynch lo es, La voz de la luna de Fellini lo es, Estación Central de Walter Salles también, Little Miss Sunshine de Valerie Faris... ¡uf!. Hay más ejemplos, porque sobran. Bueno: a nadie se le ocurriría acusar a ninguno de estos films de nada peyorativo ¿no? Fin de la discusión por esta vía argumental.


Dicen que el protagónico que compone Nicolás Furtado está muy cargado. Mientras dicen esto, cientos de miles de personas en toda la Argentina y en Latinoamérica ya se han dejado llevar por la composición que el actor ha hecho. Tuvo una hora y media para para meterte en la piel de una persona que está dentro del espectro del Asperger y lo logró con versoimilitud y espíritu pleno. Si a vos te parece exagerado bien podrías preguntarte si alguna vez interactuaste con alguien así o cada vez que pasa cerca tuyo una realidad humana de este tipo te corrés a un costado o no mirás. Puede que haya algo de eso ¿no? Por otro lado: Dustin Hoffman tira un Rainman y aplaudís, De Niro tira un Despertares y te ponés de pie; pero Furtado te pone de frente a un pibe porteño con Asperger y ya te ponés como si fueras docente en la academia de Lee Strasberg... ¡Pará un poco!


Dicen que la película es tonta y no profundiza en las problemáticas. A ver: ¡es una comedia romántica! Tomá el género y decime UNA SOLA comedia romántica que no respete la quintaesencia de su razón de ser dentro del género, es decir: que te muestre todo lo que te tiene que mostrar -lo duro, lo sobrellevable, todo- con amabilidad naif. Una sola dame y te concedo el punto.


Bien. Hay más argumentos “haters” (¿así se dice ahora o ya pasó de moda el término?), pero dejemos de lado este segmento compilatorio de razones odiantes y vamos al conteo de quienes la celebran. Aquí la cosa está más sencilla: todas las personas que la alaban señalan una cosa como la más importante y a veces hasta solo mencionan esa cosa y ya: La película les conmovió.




Aquí es donde hay que agradecer entonces una serie de cosas:


El casting. Cada personaje está tan bien actuado que en ningún momento te corrés del registro de a ficción. Comprás, como quien dice. Si hay que acentuar más algunos que a otros, bendigamos al cuarteto protagónico: Nicolás Furtado, Nancy Duplaá (¡denle más papeles de estos, es una actrizasa!) Pablo Rago y Soledad Villamil, la rompen. Bien ahí, por cualquier detalle de guión que reste algo, este equipo de actores y actrices le ponen la magia que falte.


La realización. Personalmente creo que Carnevale ha dejado de lado cierta necesidad de fan service o de focus group, de esa medio mercadotécnica que sí hay en otras películas suyas, films que encaraban para grossos y se acabaron por diluir en la complacencia. Aquí el director lleva la película con un tempo y un equilibrio matemático, al ritmo de la contada de escalones de Goyo. Cada cosa está donde debe y eso favorece la naturaleza del relato. Es más: se permite algunas sutilezas, algo que cuando filmaba pensando demasiado en el ritmo y la estética Pol-Ka nunca hacía. Bien por Carnevale, ha encontrado un tono que le dará un lugar en la historia del cine argentino de este siglo.


El guión. Otro punto para Marcos. Si vos te planteás una comedia romántica en la que vas a tratar temas tan divergentes y a vecs ásperos como la frustración de las personas que se alienan y dejan de lado sus anhelos, la accesibilidad al medio psico-social de una persona con asperger, el miedo que la gente suele tener hacia las personas distintas, asuntos de género serios (que hermosa la secuencia en la que el personaje de Duplaá le grita a Goyo que ella no necesita que él la proteja), violencia doméstica, adicciones por depresión, la patológica conducta que hace del paternalismo/maternalismo una situación tóxica de control... uf, la lista es completa eh. Y Carnevale no le quitó el cuerpo a ninguno de los temas. ¿Y por qué pudo poner tanto contenido sin explotarte la cabeza o aburrirte?: porque te los metiós todos dentro de una comedia romántica. Punto para Marcos.


"Carnevale ha dejado de lado cierta necesidad de fan service o de focus group, de esa medio mercadotécnica que sí hay en otras películas suyas"

En fin. Si vas a ver la película porque te recomendaron verla sí o sí, o porque te dijeron que no la veas y a vos eso te produce el efecto contrario y te dan ganas de verla, vos entrale con un contrato en mente y espíritu: vas a ver una comedia romántica, no El séptimo sello de Bergman. Porque en esta decisión honesta, simple y sencilla que adoptás como espectador/a la grieta sobre Goyo se termina y cae por su propio peso.


Es más, pensá en Love Actually, El día de la marmota, Annie Hall, Con faldas y a lo loco, La la land, Cuando Harry conoció a Sally, la que quieras, de la década que te guste. Decime si todas esas no te dejaron en una situación de simpatía profunda con los protagónicos y pensando días enteros en cada una de las cosas importantes de la vida que te propusieron durante ese paseo liviano y volverías a ver cada una de ellas cuando la agarres de repetición aquí o allá. Bueno, con Goyo vas a sumar una más a tu lista, y vas a querer tener cosas de Goyo y de Eva, o al menos las ganas de que haya algo de esa energía de los personajes en este mundillo civilizatorio tan cascoteado.


Andá y dale play nomás, no solo se deja ver, sino que es bonita. Cosa valorable por estos días a veces tan jodidos y sobrecargados de tanta cosa "jeitera" al pedo.




1 Comment


Excelente Fer, siempre justas las palabras y un buen análisis sin lugares. A mi me gustó la película, justamente porque apela a la emoción sin golpes bajos. En estos tiempos, no es poca cosa. Gracias Fer.

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