Estrena "Saverio El Cruel" en Neuquén
Este domingo 20 de octubre se estrenará la versión que el actor y dramaturgo neuquino Ricardo Bruce ha hecho de "Saverio El Cruel", la emblemática obra teatral escrita por Roberto Arlt en 1936.
En función doble, la adaptación subirá a escena este domingo a las 20 y 21.30 en Ámbito Histrión (Chubut 240) y se repetirá los domingos a las 20 hasta nuevo aviso.
#LaYapaWeb conversó con Bruce a horas del estreno:
¿Exactamente qué fue lo que te hizo elegir ésta obra de Arlt y no otra en los días que corren?
Elegí esta obra de Arlt porque encuentro en ella un nivel de actualidad y detención que claramente es lo que lo hace un clásico. De alguna forma expresa cierta actitud y forma de algunas facetas del ser argentino, del ciudadano que recorre este país. Y bueno, ahí se encuentran dos tensiones muy importantes, que por un lado configura al que tiene cierta posibilidad de poder, o alguna cuestión que lo pone en mejor posición que su interlocutor e inmediatamente hace uso y abuso de eso; y por otro lado el subyugado que ante la más mínima posibilidad de detentar poder, suele manifestar atributos de lo más indeseables.
Sin contar como sale el conejo de la galera ¿Qué cosas tuviste que hacer para adaptar la puesta para montarla en un escenario de este siglo?
Tuve que actualizar la obra, porque se es un trabajo que fue estrenado en 1936, entre las dos guerras, y tiene un perfil militarista muy fuerte, y una preponderancia militar en el lenguaje. Había que encontrarle una resolución por ahí, actualizarla para que intervengan también en el lenguaje el poder, el sector financiero y el religioso, que son poderes más presentes en la actualidad, de alguna manera.
Con sinceridad: cuando se toma un texto tan canónico ¿existen momentos de zozobra en los que que dirige o el elenco sienten dudas de seguir adelante, o es todo lo contrario y te envalentonás y tratás de sacar adelante la cosa?
Sin duda en un proceso con ocho personas y tantos elementos en danza la zozobra siempre aparece por momentos. A veces se da en el texto, porque uno tiene que meterse y adaptarlo, y acercarlo. Y está la duda ese momento de no saber si lo que estamos haciendo está bien o está mal. Y por otro lado están los propios conflictos de las relaciones humanas y la tensión del entrecruzamiento con un texto y un proceso. Igual nunca me encontré me crucé con la idea de abandonar el proceso, porque era como una obligación terminarlo, porque es tan importante todo el camino, el de producirlo, estrenarlo y hacer funciones. En todo este trayecto la idea de dejarlo nunca estuvo en mi mente, pero si hubo momentos de mucha zozobra, de no saber para dónde ir. En esos momentos hubo que tomarse un tiempo, respirar, seguir todo a su ritmo y esperar que venga a uno la solución, o el momento de poder arribar a una nueva idea.
No vale contestar con ambages: ¿Cuál es tu personaje favorito de la obra?
Sin duda y sin spoilear, Susana, que sería como un poco "la mala" de la obra. A mí me parece el más interesante de los personajes, porque es la única de toda la troupe que sabe a dónde va, que sabe qué es lo que quiere. El resto está muy condicionado por su entorno, por las circunstancias y les falta cierta autonomía o independencia en esas cosas que Susana tiene claras.
¿Tenés ya primeras devoluciones de público jóven y nacido en este siglo? Si no las tenés, ¿qué fantaseas en torno a esas devoluciones?
Ya ha asistido alguna gente en algún ensayo general. Hay como una mirada atenta, seguramente a las cuestiones estéticas, a la dinámica. El ritmo de la obra es lo que más llama la atención, y esperamos que, bueno, que esto sea satisfactorio para el gran público, para que podamos hacer muchas funciones y tengamos una larga vida.
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