http://media.neuquen.gov.ar/rtn/radio/playlist.m3u8
top of page

El sensible corazón de Kazuaki

Esta entrevista fue publicada originalmente con la firma de Fer Barraza

en el periódico digital Va Con Firma

¿Se acuerdan de marzo del 2020? El verde del verano comenzaba a menguar y las noticias llegaban desde Europa: la gente comenzaba a contagiarse de una gripe fuertísima y mortal. La culpa era de los chinos, que hacían una sopa con un murciélago. Eso decían las noticias. Quince días después de aquellas distópicas novedades, el planeta entero cayó en la pandemia. Discusiones más o menos fundadas (algunas infundadas, para que vamos a negarlo) trataban de armar el rompecabezas sobre si lo que estaba pasando -millones de personas muriendo por el COVID- se debía a la mutación de una influenza o a la expansión masiva de un virus de laboratorio. Dilema que al día de hoy no tiene respuesta.


¿Y qué tiene que ver todo esto con una de las propuestas artístico-musicales más importantes de la actualidad en nuestra región? Eso se se estarán preguntando ustedes. Pues mucho. Tomen nota:


Marzo de 2020, el mes del comienzo del aislamiento sanitario obligatorio en todo el planeta. Ese fue exactamente el mes en el que Nahuel Dominguez, coordinador principal del proyecto musical Amor Fizz -una de las más destacadas bandas del punk rock regional- tuvo que morder su propio labio inferior para canalizar la frustración de perder los pasajes ida y vuelta a Tokyo, megalópolis a la que estaba yendo a armar todo para aterrizar en una gira con los Fizz, pre producida con antelación, con esa fuerza y capacidad autogestiva que caracterizó a Nahuel desde que era un adolescente. Todos los aeropuertos del planeta estaban cerrados. Había que quedarse encerrados en cada casa.


El golpe económico y anímico fue durísimo, imaginen ustedes lo que representa el derrumbe de semejante inversión para un músico de la clase laburante. Para tomar dimensión cabal tiremos un número: al día de hoy si planificás un viaje a Tokyo desde Buenos Aires te sale 3 millones de pesos el tramo. Sin palabras...


Lo que podría ser un agravante que condujera a un estado de depresión total en otras personas, para Nahuel fue el comienzo de -no sin un gran esfuerzo mental y anímico- un nuevo acto de creatividad artística.


Tomando todo lo que había aprendido hasta el momento del idioma japonés, que estudió para realizar el viaje con un profesor nipón radicado en nuestra región de nombre Kazuaki, Dominguez tomó el tiempo de la pandemia para profundizar sus propios conocimientos sobre la cultura japonesa en varios rubros: el más obvio fue el musical, pero también pasó por la literatura, el cine, las danzas, la filosofía en lo socio cultural cotidiano, y muchas otras aristas de uno de los modos de vivir la vida más expresivos desde la atigüedad: el japonés.


El resultado final fue un nuevo proyecto musical que llevaría el nombre de su mentor en el acercamiento a la cultura del Japón: Kazuaki. Así se llamó el alter ego de Nahuel y quedó listo y disponible para subirse al escenario ni bien la desgraciada pandemia dijera adiós a la humanidad.


Basando su sonido en algunos hitos fundamentales del City Pop de los 70's y 80's, género musical urbano japonés que mezclaba -¡y mezcla!- con maestría el espíritu de las canciones baby boomers de los 50's con el pop de la década posterior y con el jazz, el funk, el soul y hasta el reggae de todos los tiempos, Nahuel fue formando una banda que en solo un año y medio (fines de 2023) pudo entregar, amén de varios conciertos antológicos, un primer trabajo de estudio llamado “Frágil, Victor, fragil!” once composiciones y dos bonus tracks que son una auténtica bomba neuquina de City Pop.



¿Quién es Víctor? Bueno, las y los fans más fans de Kazuaki lo saben, pero el público en general deberá esperar a que Nahuel vaya presentando el manga que está trabajando junto a la ilustradora Sabrina Sarachu Velázquez, que también es la baterista de la banda y mano derecha de Nahuel en cada una de las aventuras planteadas en este proyecto multi disciplinar. Digo “esperar” porque Víctor aparecerá en ese manga que probablemente empiece a conocerse el próximo 28 de diciembre en Deriva Teatro, cuando Kazuaki presente en vivo “Víctor, mi corazón en movimiento!” la recientemente salida segunda placa de la banda.


Este segundo trabajo de estudio fue grabado en los estudios La Chacra de Plottier y de él participaron 19 músicos de la región que incluyen el núcleo celular de la banda, más vientos, cuerdas, percusiones y coros de lo más variados. A saber: Sabrina Sarachu Velazquez en la batería; Guillermo Massini y Nahuel Dominguez en las guitarras; Maximiliano Pozo en el bajo; Alan Recchioni en el piano; Guille Massini en el koto; Flor Bilardo en congas; Agus Barboza en percusiones y accesorios; Anto Lardani en vibráfono; Mechi Andrade, Albano Bellino Novita y Maite Salazar en trompetas; Pablo Sosa en trombón; Flore Barros en saxo; Goninjamax, Maite Salazar y Tinga García en coros; Victor Blanco en violín, Laura Peucheot en violonchelo y Jonatan Llancaqueo en contrabajo. ¡Un listado impresionante!


Desde el 18 de este mes, el disco está disponible en todas las plataformas digitales de música, el 28 sale en cassettes y discos compactos y a mediados de 2025 estará en vinilos.



Conversamos con Nahuel sobre este nuevo disco y sobre algunas de las cosas que construyen a este estupendo sueño de muchos focos llamado Kazuaki:


Cuando decidiste grabar este nuevo disco ¿Te interesaba más profundizar el tema de la grabación analógica que en definitiva hiciste, o priorizaste bucear un poco más en la estética de la música japonesa urbana clásica de los 70's?


Primero en lo de la cuestión analógica, pero una cosa trae a la otra, porque para grabar así, me até a ver si podía lograr un sonido como más adecuado a los primeros álbumes del City Pop, al menos aquellos que yo consumí y los que pude encontrar en la época del 78, del 79, como “Paraíso” de Haruomi Hosono, “Songs” de Sugar Babes, “Over” de Off Course y otros. Quise mejorar el sonido de batería que ya venía trabajado en el disco anterior, pero profundozar en un espectro sonoro para que los segmentos de los vientos, las cuerdas y los coros sean los que le terminaran dando la potencia al sonido global del disco, que le dieran la explosión; no entenderlo desde las cuerdas de la guitarra, y que la batería sea bien armónica.


Hay colegas que se preocupan muchísimo porque todo esté perfecto, que en el momento del seteo de los instrumentos todo muy funciona muy muy bien, y cuando vas a grabar todo empieza a funcionar mal. A mí me sucedió, y cuando estábamos grabando empecé a frustrarme muchísimo, porque no estaban sonando las cosas como yo quería, pero en el momento de la mezcla -cuando empecé a mezclar de nuevo todo- me di cuenta de que tenía que ser fiel a lo que había sentido en el momento de empezar, que era justamente un sonido como el disco de Barry White “Stone”, o como “Paraisos” de Hozono, e intenté ir por ahí. Y es básicamente la sonoridad que había buscado no solo para este disco, sino la que imagino que es la mejor para todos mis proyectos. Una sonoridad cruda, tocada casi en vivo, porque el disco fue prácticamente grabado en vivo. Todo esto va como un poco de la mano con lo que soy y con lo que busco en la música. Tengo colegas y gente conocida que se matan tratando de buscar la perfección, tratando de de que sea lo más cool. Que los supuestos “errores” queden plasmados, porque la gente que toca es humana, y no somos robots. Para mí un álbum de estudio es como un álbum de fotos, lo que quedó es lo que está y es lo que tenés para mostrar.



¿Sos de imaginar una composición de una manera y terminan saliendo otros temas después, en el estudio?


No, no. Desde el momento en que las las tengo en la cabeza hasta que salen grabadas prácticamente son lo mismo, porque mi meta es tratar de que suenen igual a mi cabeza y así conduzco todo el proceso.


Y te preocupa que un álbum sea heterogéneo, que haya un funky, una balada, un medio tiempo, algo soul?


No, más bien voy recibiendo las composiciones como me vienen, no tengo mucha ansiedad en tratar de manejar un concepto, sobre todo porque entiendo y respeto lo que me está sucediendo en ese momento en el que las composiciones llegan. Vuelvo a repetir esto: un álbum es como una etapa de lo que quedó, y es ese álbum de fotos que revisa mi todo, lo que a mí me pasó en un lapso de tiempo. Éstas, por ejemplo, fueron las 13 canciones que fueron, OK: fue lo que me pasó a mí en este lapso desde que empecé hasta que terminé de grabar el álbum.


Contanos sobre las condiciones bastante especiales del estudio en el que grabaron el disco.


Sí, es cierto fue especial, porque cuando fui a grabar el estudio no era un estudio en sí, quizás ahora sí sea un estudio, pero en ese entonces era una segunda casa detrás de otra casa ubicada en la chacra en la que vive una amiga mía, Aymara, con su compañero. Les consulté si podía estar ahí, si podía llevar toda mi música, si podía grabar, porque realmente quería trabajar la música desde otro punto, no desde un apuro por un presupuesto que habrpia que pagar si tuviera que contratar horas estándar en un estudio. Entonces como el lugar se usaba para ensayar o para grabar algunas maquetas, eh? Me lo cedieron por una semana para poder ir montar con todos mis herramientas, mis cosas, y poder meterme ahí a trabajar sin parar. Así que fue prácticamente un laboratorio. Por alí fueron pasando las 19 personas que grabaron y se dio todo así, muy natural.


¡Ser como Valeria Lynch!



¿Qué te gustaría que pase con este disco?


Y, me gustaría darle un poco de vuelo a esta música, que pueda llegar a un montón de gente. Se que vamos a conectar. No me creo único sintiendo lo que siento, de hecho me parece que lo que a mí me pasa, le pasa un montón de personas de mi edad, y hasta incluso más jóvenes o más grandes. Y creo que el álbum es una confluencia de sensaciones y emociones que están atravesadas por el tiempo en el que vivo, en el año que vivo, en el lugar donde vivo. Hay un montón de personas que les está pasando exactamente lo mismo que a mí. Y creo que si lo que siento es genuino, se puede llegar a contagiar, puede que muchas personas que pueden sentir algún tipo de refugio en esto que yo intento dar, poquito, mucho, no lo se, pero es lo que lo que me sale.


Te interesa eso de conectar. Cuando tocan en vivo rompés la barrera escenario/público varias veces...


Sí, totalmente, porque intento mostrar que lo quedamos es una conversación que es un show, un entretenimiento, pero por otro lado también intento mostrar con franqueza que todo eso está hecho por un tipo común y corriente, que hace música desde que es re pequeño, alguien que no es diferente a otra persona. Mirá: a mí me encantaría ser como Valeria Lynch o Kylie Minogue... ¡las admiro! Y me parece súper válido el trabajo artístico que tienen grandes artistas, pero pero también me nacen esas necesidades del contacto y el estar tan cerca que terminó siendo una persona más. Por eso insisto en que me gusta dar algo más. Y por suerte tengo gente que me ayuda en todo lo que siento y proyecto. En escena somos siempre más de 12... ¡Es un montón de gente!


Kazuaki se presenta en vivo el 28 de diciembre en Deriva Teatro (Sarmiento 809 de Neuquén) y las entradas anticipadas se consiguen en las redes de la banda o al whatsapp +54 9 2994 29-6513

Comentarios


whatsapp-verde.png
museo parlante apaisado.png
BannerNOV.gif

PELICULAS

MUSICA

LECTURA

bottom of page