Clare en el cielo con diamantes
Viajes y música. Me gustaría contarte algo.
Hace no mucho tiempo escuchábamos "The Great Gig In The Sky" de Pink Floyd con Edith en el auto mientras mordíamos kilómetros rumbo al mar y cuando terminó de sonar le pregunté si conocía la cara de la cantante que nos acababa de transportar hasta las nebulosas más lejanas de la galaxia. Me dijo que no. Pues allí mismo -en el calor de otro viaje más entre un melómano empedernido y su pareja- me di cuenta que aun no es del todo conocida la increíble historia de esta mujer y el talento superior que la ha colocado como la autora e intérprete de una de las líneas vocales más bellas de la historia de la humanidad. Vale la pena volver a contarla, entonces.
Clare Torry -así se llama la genia de la técnica armónica, el espíritu y la emoción de la que vamos a hablar- entró al atardecer del domingo 21 de enero de 1973 al estudio 3 de Abbey Road Studios invitada por Alan Parsons, joven ingeniero del disco nuevo de los Floyd, que la había escuchado en el circuito de bares y pequeños teatros del off de Londres.
Clare, que solo tenía 25 años, se sentó en un sillón y en los impresionantes monitores del estudio escuchó la bella secuencia de acordes compuesta por el tecladista Rick Wright. Cuando terminó de escuchar Parsons le pidió que improvisara sobre aquella base celestial.
La muchacha un poco cohibida por la responsabilidad tomó aire, se metió en la cabina e improvisó durante casi tres horas. Detrás del vidrio estaban los cuatro Floyd mirándola. Al terminar la saludaron y no le hicieron ningún comentario sobre lo que acababa de entregar. Clare se fue a su casa completamente convencida de que lo que dio no fue suficiente. Solo se llevó 30 libras, diez por hora de laburo.
Dos meses y medio después la cantante estaba revolviendo discos en una disquería de Knightsbridge cuando de repente escuchó su participación en primer plano en aquella preciosa pieza que -frente a su belleza no cabían dudas- estaba llamada a convertirse en un clásico de la música universal. Imaginen ese momento exacto, debe haber sido un volcán de sentimientos para Clare.
Lo cierto es que en los créditos del disco apenas si aparecía mencionada allá abajo, como intérprete. Recién en 2005, luego de un juicio que generó cierto ruido global, Clare fue reconocida como co autora de la canción junto a Wright y empezó a cobrar regalías. Treinta y dos años después de haber grabado una de las improvisaciones vocales más bellas de la música toda nacía una reparación emblemática.
Clare Torry ha laburado y vivido para la música toda su vida. Actualmente tiene 76 años y vive super tranqui, con la satisfacción de haber dado lo suyo. Su camino en el mundo de la música estuvo alejado de la picadora de carne de la industria. Solo tiene un disco editado: "Heaven In The Sky", precioso. Salió en 2006 y reune mucho de su laburo a través de las décadas. Mi canción favorita es "Love For Living", que te la recomiendo para los días en los que encontrar un aliciente se pone duro.
Pero volvamos al "Caso Clare & Floyd" que, por lo impactante de tan gigantesca obra en cuestión, dejó al desnudo algo que si lo mirás con un mínimo de atención es súer nítido: el manejo bien turbio del negocio industrial de la música que, sin incurrir en ninguna "ilegalidad" tenía (¡y tiene!) la potestad de pasar por arriba de los talentos, las sensibilidades y los derechos laborales básicos de las personas que trabajan para ellos.
Bueno, también desnuda otra cosa: la inseguridad medio machirula de cuatro rockeros que jamás han pedido disculpas ni reivindicado públicamente en 50 años a la maestra que conmovió, conmueve y conmoverá a millones de personas que cada día de la historia del planeta se acercan a ese gran baile en el cielo.
Aguante Clare Torry
Aguante todo
Qué buena historia!! me dedicaré a escuchar a Clare, digo, espero que no haya sido porque era mujer ...